En las modernas oficinas de WeWork en la calle Juan de Arona, me da la bienvenida una simpática Luana Barrón. Nos damos un cordial saludo y nos sentamos en la cafetería, donde hemos pactado una entrevista.
Antes de convertirse en “influencer”, Luana había sido polifacética: deportista (practicaba vóley y básquet), asistió a talleres de modelaje y actuación, etc. De pequeña, solía hacer videos bailando y los publicaba en la entonces nueva YouTube. Definitivamente, ser extrovertida le iba a abrir las puertas del éxito.
Todo lo que Luana publica en las redes sociales tiene un gran impacto. “Las redes son algo muy potente y una herramienta para conectarme con mis seguidores. Puedo transmitir lo que estoy haciendo, cómo comencé mi día, dar tips y consejos. Mucha gente me pregunta cómo me organizo (porque también estoy en la universidad), sobre todo les comento cómo sobrevivir”, reímos juntos. Luana estudia Comunicación y Marketing, cursa el cuarto ciclo, la contratan para asuntos publicitarios y tiene que asistir a diferentes eventos. Además, en su faceta como actriz ha salido en series como “VBQ” y “De Vuelta al Barrio”.
Trata de ser muy cercana con sus seguidores, lo cual deja entrever que detrás del ídolo, hay una persona real.
“Ahora tengo un club de fans, eso me ha ayudado muchísimo a interactuar con ellas, organizamos juntas, reuniones, hasta tenemos un grupo de WhatsApp. Hace poco hicimos un picnic en el parque de Larcomar”.
Ella no solo es popular en Instagram, sino también en el modernísimo “Tik Tok”, una aplicación donde puedes hacer videos divertidos con efectos y música. “La verdad desde chiquita me gustaba hacer “lip syncs” de canciones, bailaba y los subía a YouTube cuando no existía nada de esto de los “influencers”. En el colegio mis amigas los vieron y empezaron a remedar como bailaba” nos comenta mientras ríe. “Entonces, dije no, ahí nomás, borré mis videos y dejé mi canal de lado. Ahora, mucho después salió esta aplicación y me encantó, empecé a hacer videos, se los enseñaba a mis amigas, a mis papas quienes me dijeron oye por qué no los subes, así fue como los subí a Tik Tok, los compartí en Instagram y ahora son un boom”.
Al tener una audiencia numerosa, Luana tiene un compromiso y un deber como Influencer. Cuando ella se muestra tal y como es, siente que las mujeres que la ven pueden sentirse identificadas y empoderadas. “En realidad, las ayudo a convertir ciertas cualidades, que ellas piensan que son debilidades, en fortalezas. Mi mensaje es arriesgar, atreverse, porque sólo así puedes cumplir tus sueños. Pueden haber golpes en el camino, pero esos son justamente los que te fortalecen y te hacen mejor. El camino puede ser largo, como también puede ser corto, pero no hay mejor recompensa que la que se alcanza fruto de tu esfuerzo”.
La tarde está iluminada por un hermoso “sunset”. Luana se desplaza a la hermosa terraza de WeWork, para el primer “Come Drink” de la revista. El día ya está terminando y oscureciendo, pero para Luana todo comienza y tiene un futuro brillante.