Fiorella Cayo proviene de una familia de talentos y desde muy joven ingresó al mundo artístico. Su protagónico en la telenovela juvenil Torbellino la lanzó a la fama a finales de los noventa, y a lo largo de estos 20 años se ha mantenido vigente en el mundo del arte. La artista y fundadora de Dance Studio Perú conversó con DE PORTADA sobre otra de sus pasiones: ser mamá.
En el camino como actriz, cantante y bailarina se ha ido formando como una mujer integra y profesional. En cada etapa en su vida ha aprendido algo distinto, y el arte es una que salvaguarda del tiempo, pues aún no piensa salir de ella. “Lo que más disfruto es vivir con pasión e intensidad cada cosa que hago. Me gusta crear, componer canciones. Me gusta expresar lo que siento”.
Ser mamá es otra de las responsabilidades que disfruta y abraza, y de la forma en que habla sobre ello, podríamos afirmar que es hasta su hobbie. “Ser mamá me llena la vida. Me encanta dar amor, preocuparme por mis hijos, ser su amiga, guiarlos, aconsejarlos. Para mí significa ser una coach de vida para ellos y es una enorme responsabilidad”.
La maternidad es una misión llena de batallas que solo se superan con paciencia, comunicación y amor, enseñanzas que su madre, Ana Cecilia Sanguinetti, le enseñó con el ejemplo, y que hoy pone en práctica al criar a sus hijos. “Siempre trato de ser una madre que le de confianza a sus hijos. Me gusta que me cuenten sus aciertos y desaciertos sabiendo que no los voy a juzgar. Espero que ellos siempre traten de ser su mejor versión y que pueden confiar en mí en las buenas y en las malas. Mi amor es incondicional”.
El ser madre es una tarea sin fin, y aunque muchas veces creamos que ellas tienen superpoderes para lidiar con ella, Fiorella cree que hay mucho más que eso detrás este trabajo. “Una madre puede estar dando leche al bebé, manejando una empresa, discutiendo con el esposo y de paso limpiando la casa; todo eso a la vez”, comenta entre risas, “siempre me decían que cuando sea mamá no dormiría igual. Y sí, cuando eres mamá, no duermes. Cuando [los hijos] son bebés no dormías porque lloraban o estaban enfermos, y eso continúa hasta que crecen: cuando salen de fiesta tampoco duermes porque esperas a que tu hijo regrese a casa salvo”.
En el 2000 fundó Dance Studio Perú, una escuela de formación artística en canto, baile y actuación. Con 21 años en la escena peruana, el recinto sigue albergando a cientos de talentos que, bajo la guía de Fiorella y un equipo de profesionales, pretenden sacar lo máximo de sí mismos y aprender al lado de los mejores.
A pesar de que el ruedo no ha sido sencillo, la crianza y el crecimiento profesional sacaron lo mejor de ella. “Siempre demandó trabajo y mucho empuje poder ser mamá. Seguí cuidando a mis hijos y saqué adelante mi empresa. Nunca tuve excusas. Llevaba a mis dos hijos a mi escuela, los llevaba al colegio, los recogía… siempre he estado pendiente de ellos”.
Hace un par de años volvió a encontrar el amor, se casó y formó una nueva familia junto a su esposo Miguel Labarthe y sus dos hijos. Su felicidad cada día crece como la espuma, y esta parece no tener cuando bajar, tanto así que no le cierra las puertas a la posibilidad de ser mamá por tercera vez. “Me gustaría. Sería hermoso tener un hijo con mi actual pareja. La naturaleza tiene sus etapas y yo estoy viviendo intensamente cada una de ellas. Estoy muy feliz”.
Fiorella ha logrado todo lo que se ha propuesto en la vida. La maternidad fue un proceso que, pese a todo, gozó, creó su propia empresa y creció como artista. “Descubrí que puedo seguir haciendo muchas cosas y seguir siendo mamá”. Al igual que muchas madres peruanas, es una emprendedora con mucho coraje. Una mamá DE PORTADA.