Todo empezó cuando tenía 17. En el 2014 era trending usar Tinder y, con más razón, me lo bajé por curiosa. Me sentí demasiado extraña y expuesta. El hecho de poner tus datos personales, fotos y algún caption sobre mí me daba vergüenza. Comencé a dar Swipe y me quería tirar del balcón cuando me encontraba con gente que conocía (jaja, ¡qué roche!). Pensaba en lo que podrían decir y moría con las neblinas en mi cabeza de lo que podría pasar luego.

Poco después, tener esta app se volvió tan común que el roche se fue. ¡Me vicié! Me parecía demasiado cool y gracioso conocer gente por Tinder, by the way, conocí a muy buenos amigos que hasta el día de hoy los veo. Aquí viene lo interesante: Era un miércoles por la noche, no había casi nadie que me interese y me encontré con D. No mencionaré su nombre, que roche: americano, mitad cubano, mitad polaco, damn. Hicimos match y comenzó a fluir la conversación. Me contaba que venía de intercambio con su college, y quería conocer los spots más chéveres de Lima. Así que no había nadie mejor que yo: una local.

Quedamos en vernos en Miraflores, me moría del miedo porque sea algún psycho y que me secuestre; por lo que fui con dos amigas. Llegué al lugar donde habíamos quedado y lo vi con su casaca de cuero negro, jean y con su peinado: Se morirían por verlo, casi muero de infarto. Fuimos a una fiesta y ahí me dijo que se quedaba por 2
semanas. Todo fluyó increíble, nos veíamos casi siempre, íbamos a la playa, a comer; hasta se lo presenté a mi mamá. Hasta esa magnitud de amor llegué. Me acuerdo que la primera vez que llegó a mi casa, se quitó los zapatos y los puso al costado de la puerta. Me quedé mirándolo extrañada y él se rió diciendo “Son costumbres de mi
casa”. Morí de risa.

Llegó la hora de la despedida (#UltraSad) y le dije a una amiga (justo esa amiga que hizo click con su amigo, así que todo espectacular) que me acompañara al aeropuerto a despedirlo. Llegué casi a las justas, (lo sé, soy pésima)y le entregué una carta a mano con fotos de nosotros. Sí, así de pussy era.

Él vive en New Jersey y yo acá, pero hasta ahora hablamos. Tenemos una química increíble. No pensé que podía conocer a alguien como él en esta app, fue loquísimo todo lo que me pasó con D. Gracias Tinder te hiciste una