Conversar sobre romances, las relaciones amicales o de pareja y hablar sobre sentimientos de forma superficial es como el vaivén de las olas: siempre está presente. Hablar sobre sexo se ha vuelto, en muchas ocasiones, un tema más que se puede añadir a la lista, pero que, aún, es abordado con retazos de ignorancia, miedo e inseguridad. Adepta a la idea de que el sexo es un arte y debe realizarse en plenitud, Romina Castro ha surgido como una figura en el panorama nacional que toca y educa sobre el tema sin sonrojarse.

“La etapa en la que yo fui consciente de mi interés por el tema fue en el colegio. Para mí era normal hablar de sexo y hacer preguntas, pero para mis amigas no. Ahí fue cuando me di cuenta de que yo les llevaba la delantera y era más madura que ellas. Aunque mis papás me dicen que desde siempre tuve esa curiosidad”, recuerda la sexóloga.

Transcurridos algunos años y ya ella siendo universitaria, es como llega a ver presentaciones de la sexóloga Alessandra Rampolla en diversos canales de televisión donde comentaba sus ideas y estudios sobre el sexo. “Yo estudiaba administración de empresas en un principio y para mí esto era solo una curiosidad que yo tenía, donde leía, investigaba sola, me compraba los libros a escondidas. Es ese momento en que digo ¡ah esa carrera existe!”.

El nombre “sexología” guardaba las respuestas a todas las curiosidades que albergaba desde cuando era una infante. Es así como decide cambiar de rumbo, aunque en un principio no le resultara tan sencillo. El primer paso para ello fue sentarse con sus padres, comentarles que quería cambiar de carrera y estudiar sexología. Tuvo un sinfín de cuestionamientos por las ideas erróneas y prejuiciosas de aquel entonces, sin embargo, el trago amargo pasó. “Les tuve que educar, mostrar documentales, entrevistas, tuve que explicarles detalladamente que es en lo que trabaja realmente un sexólogo”.

Una vez que su nueva carrera profesional enrumbó, visitó algunos países para seguir formándose profesionalmente. Considera que actualmente nuestra sociedad ha dado ciertos pasos adelante y se ha poco a poco se ha abierto moral y mentalmente en torno a estos temas. Piensa lo mismo sobre el empoderamiento femenino. Para ella, las redes sociales ayudan mucho a dialogar, romper estereotipos y desmitificar ciertos tabúes alrededor del sexo.

El interés por la carrera de sexología también está en aumento. “Muchas chicas me decían que no sabían que existía esta carrera, pero a raíz de lo que están viendo, que se está hablando de esto de forma tan natural y tan bonita, es tan interesante que a uno le provoca saber más”, suspira.

Romina también cuenta en su haber con un Máster en Salud Sexual y Sexología Clínica. Comenta que se debería tener mayor concientización sobre nuestra sexualidad, que no solo es erotismo, placer y reproducción, ni hablar de prevenir las infecciones de transmisión sexual o los embarazos. Engloba mucho más. “Siempre se ha enfocado el tema de la sexualidad como prevención y no como promoción. Justamente hay que promocionar la salud sexual y eso es lo que tratamos de hacer”.

En cuanto a la disparidad de género en la sexología, considera a que se debe a los prejuicios y el machismo, que colocan al varón en una posición complicada. “Yo creo que hay más sexólogas porque son las mujeres a las que siempre se nos ha callado en ese aspecto, no solo en hablarlo, sino en disfrutarlo y en vivir de la sexualidad. Si hubiese sido lo contrario, que el hombre siempre hubiese sido reprimido sexualmente, creo que habrían más sexólogos que sexólogas”.

Sobre su faceta como creadora de contenido, comenta que siempre tuvo la idea de tener un blog y difundir los conceptos de su especialidad. “Dije quiero hacer esta página en donde suba contenido de educación sexual, hable constantemente para que cuando yo regrese ya pueda tener un nombre y conseguir pacientes”.Vaya que lo consiguió. Muchos de sus seguidores le hacen llegar muestras de afecto en sus publicaciones de Instagram, en los mensajes y consultas de su programa radial. Aún así,prefiere que la consideren una experta y especialista del sexo y no una influencer.

El haber escrito y publicado su libro ‘¡Oh, sí! Menos cuentos, más orgasmos’ es su mayor logro profesional hasta el momento. “Había que escribir el libro en cuatro, cinco meses. Gracias a Dios tenía el tiempo para hacerlo. Mi propósito obviamente era desmitificar muchas cosas de la sexualidad y que la gente sepa que hablar de sexo no es nada malo y que, al contrario, hablar de sexo nos va a traer muchos beneficios”.