Las personas necesitamos afecto, pero este afecto no necesariamente viene de otra persona. El cariño más lindo y sincero, el verdadero amor, viene de las cosas que compramos de nosotros para nosotros.
Esos gustitos que nos encanta darnos, estas cosas que nos alegran el día, si es que hemos tenido uno malo, son lo máximo. Y ustedes se preguntarán ¿por qué?, y dirán que estoy exagerando, ¡pero es la verdad!
Para evitar el estrés es bueno darse un gusto. Para estar felices, para ir sonriendo, para mantenernos en nuestro elemento.
No digo que tiene que ser un “lujo” precisamente. Hablo desde un par de aretes lindos para una salida o un helado de nuestro lugar favorito o una cartera hermosa para lucirla cada vez que queramos. No tienen que ser de lugares precisamente lujosos. Son detalles que hacen que nos sintamos mejor con nosotros mismos y debemos pensar que no es malgastar nuestro dinero, podríamos tomarlo como una inversión, la inversión más importante: nuestra felicidad.
Lo más importante de todo, es entender que los lujos no deben darse por sentados, no debemos acostumbrarnos a tenerlos cuándo y dónde queramos. Estos deben ser una especie de remuneración y premio para nosotros. Ya sea por una semana pesada o por mucho trabajo que hayamos tenido. ¡Tenemos que merecerlo!
Nosotros les daremos ideas de cuáles podrían ser esos regalitos, lugares en donde pueden encontrarlos o sitios a donde pueden ir simplemente relajarse. Desde un Spa hasta un spot en Lima para estar solos o solas un rato y disfrutarlo.
Y ahora, ¿estás pensando en tu siguiente auto regalito?