Hoy en día la libertad de expresión se ha vuelto algo de lo que muchas personas hablan y hacen uso diario sin límites ni consecuencias, pero muchas veces esta no se utiliza de manera correcta ni responsable. Es así como resulta importante conocer el propósito que deberíamos tener en mente al momento de expresar una opinión.

Las redes sociales se han vuelto una herramienta tenaz y de doble filo a la hora de expresar opiniones, pues así como pueden subirle el ánimo a alguien y pueden hacer sentir mal a otras personas. Esta nueva era virtual ha traído consigo el surgimiento de los denominados influencers, usuarios que por distintas razones han logrado crear una comunidad en redes sociales y que mediante estas comparte información y opiniones acerca de diversos temas, situaciones y en los últimos años sobre marcas, con el propósito de generar un llamado a la acción de sus seguidores. Al mismo tiempo, estos personajes se encuentran expuestos a todo tipo de comentarios, positivos y negativos.

Mencionamos a ellos por el alcance que tienen en redes se ven más expuestos a esta situación, pero en realidad, toda persona que se encuentre presente en Instagram, Facebook, Twitter –donde reinan los debates y los adjetivos entre usuarios- y demás plataformas puede ser víctima de ello.

Actualmente cualquier persona se siente valiente y astuta como para hacer cualquier tipo de comentario escondiéndose detrás de una pantalla y portando una identidad online (en la mayoría de casos con el nombre de un usuario falso).

La libertad de expresión es un derecho inherente, pero hay una gran diferencia entre expresar lo que uno piensa u opina y agredir verbalmente a otra persona respaldándose en este derecho.

A este tipo de usuarios se les llaman hater, quienes según el sociólogo, abogado y docente de la Universidad Simón Bolivar, Jorge Bolívar, es una persona que se muestra como alguien que aborrece u odia cualquier cosa en Internet. El hater emite críticas, humilla, es irónico, y realiza acciones similares.

Muchas personas piensan que es divertido entrar a cualquier red social y escribir un par de palabras en contra de una persona, sin considerar que al otro lado una persona puede verse afectada por ello. Olvidamos que todos tenemos sensibilidad y podemos ser vulnerables.

Cuando uno sube una foto a su perfil (después de haber encontrado la foto perfecta dentro de toda la galería), siente ansiedad respecto a los posibles comentarios que pueda generar. Esto se ha normalizado y no está bien. Sin embargo, este sentimiento lo alberga cualquier usuario en la red.

Los influencers también sienten igual que cualquier otra persona. Ellos te permiten que los conozcas, interactúen, pero no por ello te da derecho a que liberes tu odio con ellos.

Cuando brindas una opinión o comentario recuerda hacerlo de manera constructiva y no destructiva, sin frustración ni molestia. Si el perfil de un influencer, amigo, familiar o cualquier otra persona no te agrada, deja de seguirlo y punto. Se transparente tal cual eres en el día a día como en tu red social. No seas un hater.