Embajadora de corazón del Perú, humanitaria, modelo, actriz y ahora comprometida, Juana Burga con tan solo 27 años, recién empieza.
Estabilidad y amor, mucho amor, es lo que Juana pide en esta nueva fase de su vida. Predispuesta al aprendizaje constante, curiosa por vivir nuevas experiencias y fan de ponerse retos todo el tiempo, la súper modelo peruana tiene las cosas claras. El compromiso y el futuro matrimonio, son un peldaño más, el complemento de su espíritu libre, humilde y con ganas de generar cambios sociales.
Juana no sólo es una mujer talentosa o una cara bonita, ella busca crear conciencia sobre la importancia de la mejora de la calidad de vida de las personas, la igualdad de los derechos y el cuidado del medio ambiente.
Es una paradoja, proviniendo de una de las industrias que más contamina el planeta (Moda), Juana no sólo siente la necesidad de retribuir y generar esfuerzos para el mundo, sino que considera un deber el utilizar su voz para promover valores a sus miles de seguidores.
“Tuve la oportunidad de ser miembro del comité organizador del último evento de la Unicef (Unicef Masquerade Ball 2018), junto con otros artistas internacionales soy miembro de Parley Ocean School y estoy por convertirme en embajadora de un albergue que apoya a niños con cáncer y sus familias en Perú.”
Con el sueño de algún día abrir su propia ONG enfocada en mejorar la calidad de vida de personas en necesidad o que están siendo vulneradas en cuanto a sus derechos, ella espera que la industria del modelaje siga evolucionando y proyectándose hacia el camino de la sostenibilidad y la ética, además de acabar con la discriminación.
“Para mí la belleza va más allá de seguir un estereotipo y se manifiesta en diferentes aspectos. Está en los colores de piel, en las formas, en las cualidades de las personas, en aceptarse a uno mismo y, en mi opinión, se consolida cuando logras ser auténtico y mostrarte cómo eres. Creo que hoy en día se están rompiendo de a pocos los estereotipos y se está valorando la belleza que existe en la diversidad de las personas.”
Con una visión más amplia, en comparación con sus inicios, Juana destaca el poder que tiene también la industria del modelaje, y el cómo las modelos o figuras dentro de esta industria pueden darle la vuelta al pastel y empoderar no sólo a las mujeres que cumplen con los “cánones de belleza” establecidos, sino a todas en general.
“Si sabes usar tu imagen y cuidarla puedes llegar a inspirar a muchas personas, incluso, a través de una imagen fuerte, puedes lograr una plataforma sólida y ser un referente. Hoy en día hay muchas modelos realizando otras actividades que las complementan y empoderan. En mi caso, me considero una humanitaria y mi imagen es tanto un respaldo como una proyección de lo que voy logrando en mi vida.”Juana inició a los 15 años y debía buscar su misión en la vida frente a los desafíos que se le presentaban. Dejó muchas cosas, creció rápido, debía viajar sola y enfrentarse a algo que no conocía, fue difícil, pero todo ello contribuyó a la Juana que es en la actualidad: Una mujer emprendedora, multifacética, con consciencia social, respeto por sus raíces y que busca trascender en su actuar.
Con la mente 100% en el presente y dando lo mejor de sí, Juana considera un honor que muchas mujeres latinas se identifiquen con su biotipo, anima a todas las mujeres a que dejen las presiones de lado y vivan una vida plena, que nunca dejen de soñar y que abran sus alas para volar como ella lo hizo. Asegura que el camino no es fácil, pero las recompensas de aceptarse a uno mismo son incalculables.