“Ver la vida con gratitud y disfrutar el momento, aquí y ahora”. Este es el mensaje que Daniela Sarfati ha hallado después de una etapa llena de cambios. Ahora, sin prisa, con calma, como ella misma dice, está dispuesta a disfrutar plenamente de lo que le depara el futuro.
Daniela se forjó un nombre en la televisión, desde muy joven, y supo mantenerse en ella por más de 20 años. Quienes la conocen y siguen, saben que su carrera inició en Nubeluz, para luego participar en producciones como Malicia, Obsesión, Escándalo y, el gran éxito, Torbellino. En los útimos años, ha encarnado personajes en series como Al fondo hay sitio y Mi amor el Wachiman.
Sin embargo, su vida no siempre ha sido “color rosa”, pues, así como nosotros, también ha tenido que afrontar situaciones duras, que aprendió superar.
El encuentro entre Daniela y el yoga se remota a mediados del 2013. Una etapa llena de cambios, en donde decidió alejarse de la televisión y dedicarse tiempo consigo misma: “Fue justo en esa época, en la que me había divorciado, mi papá había fallecido, me había tenido que mudar; entonces, una de las herramientas importantes que encontré en el camino, fue el yoga”.
Después del divorcio, empezó a conectar más con su amor propio y volvió a practicar meditación, algo que hacía 15 años antes. Se permitió ir más allá, inscribiéndose en diferentes cursos de sanación y coaching: “Lo último que he aprendido, ha sido limpieza energética, alienación de chacras con cuencos y péndulo”, nos comenta.
Cada experiencia que ha tenido la ha llevado a crecer y aprender, y, quizá, para no olvidarlas, las ha tatuado en su cuerpo. Confiesa que tiene varios tatuajes en su brazo, entre ellos, un girasol, la palabra “fe”, una estrella de protección y cada uno tiene un significado emocional diferente. “Siento que mi cuerpo está contando mi historia”.
Después de haberse encontrado con ella misma, Daniela sanó en todos los aspectos. Ahora disfruta de tomar un café, sola, por las mañanas, ama hacer deporte todos los días, pero, sobre todo, está feliz de haber retomado su relación amorosa con su pareja, pues, cuando le preguntamos cómo está su corazón, responde “Ahora estamos felices, contentos y con ganas de seguir aprendiendo de la vida”.
Hoy por hoy, ya no es la misma de hace unos años, pues la vida la ha llevado a afrontar nuevos retos y aventuras. Una de ellos es haberse convertido en profesora de meditación y coach. “Amo actuar, pero hay algo que me moviliza mucho más. Esta idea de contener a personas, me siento muy reflejada”, afirma.
Además, este año tenía preparado un taller de mindfulness y autocompasión, que por la situación mundial que se vive en estos momentos, tiene planeado va a retomar este proyecto en mayo; sin embargo, sus ganas de ayudar la han llevado a crear sesiones online (vía Instagram) de yoga y meditación, ya que considera que, en estos tiempos, es necesario encontrar calma y felicidad.
Hablar con Daniela Sarfati es entrar en una atmósfera de aceptación y entendimiento. Un universo, donde no existen actos buenos ni malos, en donde entendemos que donde hay errores, también hay aprendizaje.