Un espresso recién pasadito nos confirma que estamos en una cafetería miraflorina. Frente a esta, un mural que lleva horas de haberse terminado se alza. Minutos después una cabellera rosa se asoma, es Conrad.
Conrad Flores es un artista chalaco con murales en varios países del mundo. Desde muy pequeño fue consciente de lo que le gustaba y apasionaba. Siguió su intuición, esta le decía que el arte mural, con sus varias formas de transmitir emociones y mensajes a la sociedad, era algo que tenía que explorar y usar como medio de vida y trabajo.
El artista ha evolucionado y se ha transformado desde la forma en que vive y lo que hace por él mismo. Todo este universo se refleja al momento de hacer su arte. “Uno se muere si sigue haciendo lo mismo cada día”, nos comenta. Es bajo este pensamiento que Conrad ha pasado por varias etapas, cada una acompañada por su estilo libre y diferente. Desde llevar ropa negra y decidir balancear el color con un poco de rosado, el cual se le hace interesante al pintar, pues es sutil y tiene un sabor mixto. Es decir, puede gustar a chicas y chicos. “Vengo del Callao, donde el rosado es usado por el Sport Boys”. Finaliza entre risas.
Pero ¿De dónde nace la inspiración Conrad?. Todo siempre empieza desde su libertad, no tener ‘sketch’ para complementarse con la inspiración proveniente de la música, la cual usa como herramienta para volar y soltar trazos. Es en definitiva, un ‘super match’. El resultado ha sido un ‘boom’ y varias marcas importantes ya lo tienen en sus filas. Desde el gigante Nike hasta las marcas independientes nacionales con las cuales viene trabajando.
“Es fácil vivir del arte en cualquier parte de mundo, si es que te lo propones. Ser constante y paciente es importante. No solo es crear un buen producto, si no cómo lo vendes”. Conrad Flores considera importante fluir y moverse para crecer en la Lima, la gris. Debido a que la estructura de sus calles no era tan amigable con el arte mural, ni con las modernas y actuales construcciones, y donde también un poco de color no le va mal.
Conrad defiende el arte callejero con uñas y dientes. Afirma que es una forma de ser feliz y llevar lo mejor de cada localidad a cualquier parte del mundo. Hace un llamado a los jóvenes a prestar atención de lo que pasa alrededor y aprovechar las oportunidades, pues ningún artista nace con dinero ni talento, este lo forja cada uno. “Mi objetivo es dejar mis pinturas a nuevas generaciones. Crear conciencia de que somos una familia en una misma casa y cuidarnos entre nosotros mismos. Con un mural puedes mostrar vida”.