Emprendedor, agente de cambio social y amante del tenis. Mateo Ruiz de Somocurcio, es un joven que ha manejado su vida bajo esos tres perfiles. Su pasión por el deporte lo ha llevado a alcanzar muchas satisfacciones personales. Practica tenis desde los 4 años y conforme fue pasando tiempo tuvo conocimiento que mediante esta disciplina podría obtener una beca en una universidad estadounidense y decidió enfocar sus esfuerzos en ello. Es así como llegó a estudiar Negocios Internacionales en la Mount St. Mary’s University.
“Irme a estudiar al extranjero fue una de las mejores decisiones de mi vida y la mejor experiencia que he podido tener. Siempre me ha gustado el tenis, gracias a él he viajado a jugar a otros países y logré ir a jugar a Estados Unidos becado a una universidad de Maryland”.
Mateo ha creado proyectos increíbles, uno de ellos es Amaru Superfoods, una empresa que ofrece productos saludables, accesibles y de calidad. “Junto con un amigo compartíamos la pasión por el deporte y la vida saludable, entonces ambos renunciamos a nuestros trabajos y comenzamos este emprendimiento desde cero. A los dos meses ya estábamos vendiendo nuestros productos”.
Además de emprendedor y deportista ha apostado por el cambio social y siempre está en busca de mejorar de alguna u otra forma la sociedad. “Hay muchas cosas que tienen que cambiar y mejorar. En el Perú, hay bastante materia prima por explotar y no solo en recursos si no en la propia gente. Creo que con un cambio de mentalidad podemos ser mucho mejores como personas y sociedad”. Tiene entre sus planes futuros tener su propia ONG que le permita ayudar a zonas o personas a que puedan desarrollarse y logren tener oportunidades para cambiar su realidad.
Mateo es un soñador que tiene mucho por vivir y muchas metas que cumplir. Reconoce que no todo en la vida es sencillo, le ha costado mucho desarrollar cada proyecto en ella y le falta mucho por aprender. “Con tiempo, energía y persistencia se puede cualquier cosa en la vida”. Todo es posible para quien se esfuerza por conseguirlo y Mateo es un gran ejemplo de ello.
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