La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado que el 2% de la población de cada país debería donar sangre para tener bancos sanguíneos abastecidos. En el Perú esta cifra no llega ni al 0,5%. La cultura de donación de sangre no ha sido adoptada por la ciudadanía. Hacerlo, por lo general, sucede frente a situaciones donde la vida de una persona puede salvarse a través de una transfusión de sangre.
Hay una serie de requisitos que uno debe de cumplir para ser un/una donante:
– Tener entre 18-55 años. Si una persona sobrepasa la edad permitida, pero lleva una vida sana, puede hacerlo.
– Tener un peso superior a 50 kilos.
– No haber padecido enfermedades como hepatitis, de tipo B, enfermedades crónicas como la drogadicción o el alcoholismo; ni tener problemas renales, anemia, o conductas promiscuas.
– Llevar un estilo de vida sano
A excepción de las personas que poseen las condiciones o enfermedades anteriormente mencionadas, todos deberíamos poder donar sangre, pero, fuera de las estado de salud que el sistema del ser humano debe de tener para ser capaz de hacerlo, existen mitos y prejuicios que no se lo permiten. Es indispensable aclarar que la donación de sangre no engorda, no genera debilidad, no afecta el desempeño sexual de los donantes ni es peligroso, debido a que los centros de salud encargados de esta recolección emplean materiales descartables durante todo el procedimiento.
Por lo general, a las personas tatuadas y homosexuales, sin conocer sus antecedentes clínicos, se les niega la posibilidad de ser donantes. Sobre quienes tienen tatuajes se cree que han podido contraer alguna enfermedad durante la elaboración de este; y sobre los gays y bisexuales se ciernen estereotipos relacionados a la promiscuidad, la drogadicción y el alcoholismo.
Sobre esto, la Organización Panamericana de Salud mencionó de manera explícita que la orientación sexual no debería ser un criterio para la donación de sangre, pues a todos los voluntarios se les debería hacer un descarte para confirmar su aptitud para donar.