Hace unas semanas se estrenó Bohemian Rhapsody, la película biográfica que narra la vida del cantautor -y leyenda- Freddy Mercury y la majestuosa banda británica Queen. Desde entonces he escuchado a gente diciendo que las críticas de la nueva película han sido pésimas… Pues, acabo de salir del cine y, sinceramente, me he quedado impactado con tan tremenda película. La crítica esta vez se equivocó.
La película captura a la perfección la energía que trasmitía Queen en el escenario. En muchos momentos, me perdía en el cine y me transportaba a los bares, auditorios y estadios en los que la banda redefinía el rocanrol. Gran parte de esto se debe a la magnífica actuación de Rami Malek como Freddy Mercury. Tras acostumbrarme a la dentadura particular que portaba Malek, fue imposible no contagiarse con la energía que transmitía cada vez que estaba en los escenarios. Pero, así como era para Freddy, cada cuarto al que entraba se convertía en su escenario y él en la estrella. Realeza pura.
El momento cumbre de la película involucra una de las presentaciones más icónicas de Queen y consiste en varios minutos de puro rock y magia. Tuve la piel de gallina cada vez que la sala del cine explotaba con el sonido. Esta película es imperdible para cualquier fan de Queen. Por mi parte, creo que la voy a volver a ver de nuevo. ¡Nos vemos en el cine!