Político, lexicólogo, poeta, dramaturgo, periodista, tradicionalista, ensayista. Peruano. Ricardo Palma y Carrillo es un personaje muy amplio y cuyo nombre no puede pasar desapercibido hasta nuestros días. Vivió durante la época del auge del guano, lo que impulsó que –ante la situación económica envidiable y, por ende, una mayor capacidad de inversión en cultura- el arte pueda desarrollarse de manera más prolífica y dinámica.
Asumió varios bandos políticos: antes y durante la dictadura de Ramón Castilla se declaró liberal y luchó por aquellos ideales modernizadores basados en una post ilustración. No obstante, después de la dictadura de Castilla – y según algunos, por la feroz represión que se desató-, su desilusión por la política lo hizo virar hacia el conservadurismo más reacio. De esa manera, decidió retirarse a París, en donde adquirió un enorme interés por lo histórico y empezó su trayectoria tradicionalista con su primera obra “Análisis sobre la Inquisición de Lima”.
Nombrado senador por Loreto durante el gobierno de Balta motivado por la esperanza en terminar de una vez por todas con el caudillismo, Palma asumió un compromiso político con el país. Sin embargo, abrumado por la realidad, decidió dejar la política para luego producir las famosas “Tradiciones Peruanas”.
Ya desde su quehacer literario, durante las famosas y exclusivas veladas literarias organizadas por Juana Manuela Gorriti en Lima, conoce a Rosa Cristina Román con la que se casa y se muda al aquel entonces “balneario del sur”- hoy llamado Miraflores.
A pesar de su rechazo previo a las actividades políticas, durante la guerra del Pacífico, Ricardo Palma se enroló en el batallón 4 y luchó contra los chilenos y así, siendo director de la Biblioteca Nacional del Perú, tuvo que presenciar cómo se incendiaba tal recinto, así como su casa y casi todo Miraflores.
La pérdida de libros fue casi total. No obstante, gracias a la amistad generada anteriormente con los intelectuales y diplomáticos franceses, y a su determinación por restituir la biblioteca, logró abrir nuevamente la BNP en 1884. Ese trabajo arduo en la reconstrucción intelectual y anímica del Perú es lo que motiva a muchos de sus contemporáneos a llamarlo “el bibliotecario mendigo”.
Con un vasto trabajo intelectual en la Real Academia de la Lengua, Palma busca introducir peruanismos y americanismos a la Academia, a pesar de los rechazos por la mayoría ortodoxa española.
Sin embargo, debido a la represión y marginación de la dictadura de Leguía contra la oposición, Ricardo Palma es depuesto de su cargo como director de la BNP lo que lleva a la gran mayoría de la Academia e Intelectualidad peruana a solidarizarse con él. Es así que José de la Riva Agüero y Osma, principal benefactor de la Pontificia Universidad Católica del Perú y ex presidente del Consejo de Ministros, en un homenaje que se le rinde afirma sobre Palma: “Quien nos honra, honra a la patria”.
Comprender que sus tradiciones no han sido alcanzadas ni superadas por nadie más es importante, ya que nos lleva a reflexionar en la gran capacidad que tuvo para desarrollar este género y marcar definitivamente un hito en la literatura peruana, latinoamericana y mundial.
En el marco de conmemorarse los 99 años de su fallecimiento, considero pertinente redescubrir a quien fue un notable peruano quien buscó siempre afirmar lo propio, lo nuestro. Que nos impulse también a nosotros a trabajar, desde nuestras convicciones, por un Perú mejor y más unido. ¡Gracias Ricardo!