Aldo Miyashiro sorprende con un largometraje más complejo que otras veces. Con la participación de actores como Erika Villalobos –quien aparte de ser su esposa, es guionista de la película-, Rómulo Assereto, Kareen Spano, Andrea Luna, Katya Konychev, entre otros; esta obra acumula una serie de estilos combinados entre la comedia negra y el drama que resultan en una película con escenas repletas de sentimientos.
Son tres historias distintas que tocan diferentes problemáticas sociales como el bullying, la prostitución y la discriminación; los cuales, a su vez, están unidas por situaciones tales como la desesperación, la angustia, la soledad, la culpabilidad y la depresión.
Lo que más destaco es la historia de un docente de escuela que carga consigo un peso enorme, producto del trauma generado por los constantes abusos recibidos durante su época escolar. El complejo desarrollo de la misma trama lleva a cuestionar el porqué de algunas decisiones que, de alguna manera, impresionan mucho.
Asimismo, la comedia negra que se desarrolla entre dos mujeres que se dedican a la prostitución y quienes terminan asesinando a uno de sus clientes, esconden entre la sátira de sus guiones, un conjunto de realidades tales como la pobreza y la delincuencia. El pánico por los errores cometidos desencadenará una serie de acciones erradas que culminarán en el fracaso de un supuesto plan perfecto.
Finalmente, la historia de una pareja de esposos sumida en la desesperación, por no poder encontrar un donante de corazón para su hija enferma, será redimida por un gran sacrificio. Sin duda será una de las cuotas más sentidas de la película
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