La música y Marco siempre han estado entrelazados. Desde que tiene uso de razón, puede afirmar que siempre estuvo ahí. Siendo las complejas obras de Debussy, Beethoven y Mozart sus fieles acompañantes en sus primeros pasos.

Su formación como músico inició desde muy joven, su madre es profesora de piano y también de iniciación musical. Por lo que resultó natural que Marco aprendiera a tocar la flauta dulce, y a dominar las teclas del piano a corta edad. “En mi casa solo se oía música clásica, y si bien el piano es un instrumento muy bonito, no suele estar presente en la mayoría de orquestas clásicas.” Y pronto sería el violín el instrumento protagonista en su vida.

Talento es algo que desbordaba, la capacidad por dominar el aparato de cuerdas con una delicadez envidiable. Y dado que el talento trae consigo disciplina, en el año 2004, ingresó al conservatorio nacional, al cual acudiría los sábados de ocho de la mañana a seis y treinta de la tarde.

Dice sentirse afortunado de haber tenido una formación privilegiada en el conservatorio. Y recuerda con cariño a aquella maestra rusa, quién le ayudó a desarrollar su potencial en el dominio del violín.

Conforme Marco iba creciendo su lista de tareas se iba incrementando también, de tal forma que sus semanas se repartían entre ensayos para las diferentes orquestas y conjuntos musicales a los que pertenecía. Era joven, pero confiesa que el tiempo libre, no era algo que podía disfrutar muy a menudo.

“Yo estaba en 3 orquestas clásicas. Martes y jueves en una, lunes y miércoles en otra, y los sábados en el conservatorio y los domingos en la Orquesta Nacional. Me harté, ya no quería saber nada más del violín.”

La presión por destacar comenzó a agobiarlo, y sumándole a ello lo difícil que es pasar por la pubertad, tenían a Marco en una etapa complicada de superar, había llegado al límite de lo que un muchacho de quince años podía soportar.

“No tenía vida social. Estaba constantemente de mal humor, ya no quería tocar más el violín. Me rebelé. No trataba bien a mi mamá y no me comportaba como un buen ejemplo para mi hermano. A los quince años lo que digan tus padres pierde peso, y para mi mamá la única manera de enderezar mi comportamiento era Dios.” Me cuenta entre risas.

Por cuestiones del destino, participó de un concierto del conservatorio que se hizo para dentro de la iglesia de la Congregación Ecclesia Sancta. Tras conocer a algunos miembros de la iglesia, empezaría a apoyar en el coro. Asistía sin falta todos los domingos, a pesar de que le quedaba lejos. Si bien al principio lo haría como un favor a los Hermanos, empezaría por tenerles cariño.

Sin embargo, no sería hasta tener una charla de corazón a corazón con un Padre, que tendría una ‘experiencia espiritual’. “Fue una conversación muy personal. Algo en mi se encendió. Yo le llamo conciencia. Fue en ese segundo, que mi conciencia se prendió. A partir de ese momento me puse a analizar mis acciones y la consecuencia de ellas, que es lo que está bien o mal. Yo si siento que Dios prendió ese interruptor.”

Después de esto, decidió unirse a la congregación, en la cual permaneció durante años. Cuando entró a la iglesia pensó en dejar el violín, pero no lo dejaron — e incluso lo convencieron de que era un talento al cual no podía renunciar. “Me dijeron que era una habilidad que Dios me había obsequiado, y no podía dejarlo.”

A pesar de haber establecido un vínculo fraternal con los Hermanos, siete años más tarde, la vida de Marco daría un giro de 180 grados. El sacerdocio, y la formación que conlleva lo sumergieron en un estado de inconformidad y estrés. Un conjunto de reglas y horas de estudio se tornaron pesadas para él. No se sentía agusto con lo que estaba haciendo, de manera que, tuvo que dar un paso al lado, y dejar a la congregación. Y si bien optó por colgar la sotana, considera que su tiempo junto a los miembros de Ecclesia Sancta fue quizá la mejor época de su vida.

Tras volver “al mundo real”, decide subir su propia versión en violín de un conocido villancico a la plataforma de Instagram durante épocas navideñas. Aquel video tuvo una inesperada acogida, y muchos de los comentarios le animaban a subir también covers de canciones populares. “El primer cover que hice fue ‘Robarte un beso’ de Sebastian Yatra. El video en dos días superó las veinte mil visitas, yo en ese entonces tenía sólo 300 seguidores. Si tuvo el éxito que tuvo, es porque la gente me apoyó, todas las personas que yo conocía lo compartieron en redes sociales. No hay otro motivo, ese fue el inicio.”

Y sin dudas fue el inicio, pues cosas grandes estarían por venir. Pronto, el talento de Marco llamaría la atención de diversos artistas latinos. “El primer (artista) grande que me compartió fue Juanes. Y fue el mismo día en que Bacilos también lo hizo. No lo podía creer, y ya se va a cumplir un año desde eso. En el proceso otros músicos me han han reposteado mis videos, entre ellos Juan Luis Guerra, y otros, como Sebastián Yatra me han dejado ‘likes’ en mis covers.”

Pero si bien éxito y fama se deben a las redes sociales, no se quedan sólo en ellas. El cantante y compositor peruano, Gian Marco Zignago le ofrecería una gran oportunidad. “Él me contactó, porque yo hice un cover de su canción. Lo reposteó y me empezó a seguir. Pasaron unos meses, me escribió, y me llamó para invitarme a tocar con él en su concierto en tres fechas. Es lo máximo.”

A Marco ganas no le faltan para comerse al mundo, y desde ya piensa en planes a futuro. “Este año concretamente he pensado en publicar música en plataformas digitales de streaming. Otra cosa que quiero hacer este año es empezar a viajar por el Perú a dar a conocer lugares turísticos, no sólo en Machu Picchu o Nazca, sino en distintos rincones del país, y tocar en ellos, porque yo sé que va a tener impacto. Pero sin duda alguna, el proyecto más grande es ‘Quiero verte Perú’. Se trata de una plataforma que recién ha empezado, que es para dar a conocer a los talentos peruanos. Esto es algo que tiene que ser progresivo, y la idea es que Quiero verte Perú se coma a Marco de Gennaro. Yo solo soy una persona, pero quiero que el talento peruano se dé a conocer. Es algo gradual que tiene para años. Si esto logra volverse viral, y todos los músicos llegan a saber de este proyecto, es posible llevarlo a un medio masivo como la televisión y convertirse en un programa que busque popularizar el verdadero talento peruano.”

Si bien el futuro es incierto, el de Marco de Gennaro sin lugar a dudas es prometedor.