Limeño, artista plástico, surfer y el menor de la familia. Emilio Longhi, Egresado de la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes del Perú e hijo de reconocidos fotoperiodistas peruanos, nos brinda una extensa conversación con el objetivo de descubrir más sobre su vida. 

¿Qué es lo que más recuerdas de tu niñez?
A mis papás; Son unos cracs y sufrieron el flagelo de una época terrible para el Perú. Viví con ellos durante la época del terrorismo y la posterior dictadura de Fujimori. Los constantes cambios de casa son algo que recuerdo bastante.

¿Consentido o no consentido?
Consentido no creo. A mí me han dado mucho espacio. Mis papás han sido muy abiertos por lo que por ahí fácil me he perdido (risas). Pero no creo que haya sido muy consentido.
¿Qué tanto ha influido la imagen de tus padres fotógrafos en tu formación artística?
La verdad es que no me formaron para ser lo que soy (risas). A diferencia de mi hermana -que la pusieron en el Waldorf- a mí me pusieron en el Trener como una decisión más de género. Más matemáticas, más ciencias, más inglés (más capitalista)… En todo caso, el proyecto artístico fue mi hermana, no yo (risas).

Te conocí en una de las ventas privadas que organiza BLOC Art Perú y me fascinó una pieza bien sugestiva. Los 4 perros -montados uno encima del otro, como un coito canino- que, en orden -de abajo hacia arriba- refieren al artista, al curador, al galerista o coleccionista y al Estado (el notable ganador y el que somete a todos los demás). Cuéntame un poco más sobre esta obra.
Esa escultura remite mucho a mi experiencia trabajando en Barrios Altos, principalmente en cinco Esquinas. Busqué remitirla al tema de la sexualidad y al juego de roles de sometimiento, cotidiano. Es una crítica al sistema, que es de jerarquías en cualquier estructura. Fue parte de la muestra “10 artistas no buscan curador” en San Isidro.
Es una típica imagen de las periferias de Lima la cual llevé al mundo artístico. Está hecha de revistas de muestras de arte, que fueron donadas por aficionados a las mismas.
¿Te has sentido sometido en este mundo?
Claro. Es algo normal. Te sometes al concepto, al distrito, en fin… Considero que es bravazo ser artista y poder adaptarte a distintos contextos.

Las obras para tus siguientes muestras son obtenidas y trabajadas en contacto directo con la naturaleza, ¿tiene que ver con una maduración personal? ¿un nuevo Emilio?
Probablemente sí. De repente, el Emilio de antes era más empoderado –aunque más egoístas. Ahora soy más consciente de mis actos. El material que uso ahora es el tejido en madera, la escultura en madera… es lo que me gusta y es mucho más sincera.

¿En qué sentido “más sincera”?
Ahora busco relacionarlo no solo conmigo, sino con lo que me rodea. Busco que los materiales traten de evocar un sentido más espiritual. Ya no lo someto, sino que busco fluir en ellos.