Telas, brillos y lentejuelas, edén y magia, elegancia y femineidad. Son algunas de las palabras que me vienen a la mente al momento de tratar de describir el trabajo de Claudia Jiménez. Puede sonar exagerado, pero tras pasar por el alto portón de la preciosa boutique en la calle Conquistadores en San Isidro, una atmósfera con un tinte rosa te termina por envolver.
Oriunda de Arequipa, Jiménez no ha parado de encabezar titulares de revistas y periódicos con sus innovadores diseños, revolucionando el mundo de la moda con cada nueva colección. Y es que la alta costura, las pasarelas y ella, tienen una relación que las entrelaza desde ya hace buen tiempo.
“Empecé como modelo a los 17 años, porque mi hermana me avisó de un casting para un desfile de modas. Y pensé, ¿yo? ¿de verdad? Yo era flaquita y medio jorobada, y vivía en Arequipa. Pero bueno, me animé por ir al bendito casting. – Y al final no se trataba de ningún casting, se trataba de un concurso.”
El primer certamen en el que participó fue el Top Model Arequipa, y al momento de inscribirse, se percató de que tan solo faltaba una semana para que se realizara.
“Por alguna razón le gusté al organizador, y me hizo caminar y caminar; fatal por supuesto (risas). Yo nunca había caminado en tacones, pero me compre un par de zapatos altos y durante toda una semana estuve practicando con la ayuda de un palo de escoba para mejorar mi postura.”
Para su sorpresa y contra todo pronóstico, terminó ganando la corona del certamen, y está segura de que aquel fue el momento exacto en el que se enamoró por completo del glamour, y de los brillos.
“A mí me apasiona todo lo que tiene que ver con la moda y sus diferentes facetas. Pero también me encanta estar cómoda, sentarme en el piso de mi patio Es un contraste un poco raro, pero así soy yo.”
Al haber ganado el Top Model Arequipa, la empezaron a llamar de varios desfiles, uno tras otro, y al mismo tiempo desató interés por la fotografía.
Pero si bien el mundo del modelaje le encantaba, no se sentía como pez en el agua. “Sentía que tenía que esforzarme mucho para poder hacer las cosas. No es que ahora no me esfuerce mucho, porque a pesar de ser fascinante demanda de extenso trabajo. Sin embargo las cosas fluyen, y se dan solas. Me encanta trabajar con gente jóven, es fascinante. Son nuevas generaciones, y tienen otra perspectiva de ver la vida. Es sumamente enriquecedor, aprendo un montón.”
Dice que siempre le gustó dibujar, sin embargo, considera que no es su mejor habilidad. Se considera una persona sumamente creativa y artística. “Mi fuerte es crear cosas de la nada. Me gusta vivir en mi mundo paralelo, donde abundan mariposas y flores. Mi propio universo.”
Recuerda con cariño toda su trayectoria, un sinfín de vestidos y telas de tul. Cada una importante y marcando un hito en su carrera artística, cada una evocando una memoria en especial.
“La primera prenda que diseñé fue un vestido amarillo para una amiga muy querida, Débora Sulca, lo usó para un Miss Universo. Yo aún no había acabado la carrera de diseño, y originalmente aquel vestido para mí, pero cuando lo vio le gustó mucho así que decidí terminarlo para ella.”
Todo lo que tiene hoy, es debido a su dedicación, esfuerzo y por supuesto, de una ardua dosis de talento. “Yo he participado en 3 concursos de moda, y los tres los gané. (risas) Siempre lo digo, pero al principio pensé que era pura suerte, la segunda creí que estaba de racha, pero a la tercera me dije a mi misma ‘algo estoy haciendo bien’.
Con nostalgia, me cuenta que la primera vez que participó en un concurso, se trataba de una competencia que tenía como premio un viaje a París. “Hice una falda que estaba a base de pétalos de rosa, en degradé – del pétalo más pequeño al más grande; en la parte de arriba era como un corsé donde había pintado a Santa Rosa de Lima, y de accesorios había puesto un candado con una llave, era un traje conceptual.”
Le pregunto, ¿qué la inspira? Ella, en respuesta, se queda en silencio unos segundos antes de contestar. “La gente siempre espera que algo de fuera venga y te inspire para que te puedas creer tu propio cuento, pero para decirte la verdad, en mi caso eso no es cierto. Mi inspiración viene de adentro, de lo que esté sintiendo en el momento. Y no necesariamente tienen que ser cosas bonitas, también pueden ser cosas duras – pero de alguna manera las canalizo y las muevo y las transformo para crear algo lindo.”
Además, asegura tener de su lado una serie de elementos a los que ella considera ‘cabalísticos’, componentes de la naturaleza, seres inocuos como las flores y colibríes, aquellas criaturas que considera casi sagradas. Y son precisamente éstos elementos quienes predominan en una de sus últimas colecciones: ‘Alquimia’.
“Alquimia, me encantó. Yo bautizo cada colección con un nombre, para mí significa fuerza artística, fuerza femenina, equilibrio y balance. Era lo que necesitaba y sentía en ese momento, es como un Edén lleno de colores y mariposas, tonos pasteles perfectos para la colección de primavera verano.”
Rompiendo un poco sus propios esquemas, en ésta temporada de otoño invierno, nace ‘Ten’.
“Se llama así porque cumplimos diez años, es una colección con toda mi esencia pero es muy distinta. Está inspirada en Perú, el arte peruano de manera conceptual y lúdica, más moderna; está inspirada en un artista cajamarquino que se llama Joan Alfaro, él pinta cuadros extremadamente bellos, de su pueblo y de mujeres de allá. Y compartimos mundos mágicos, a él le encantan las flores, las mariposas y los colibríes, y todo esos elementos los vi de forma tangible en un cuadro y me pareció maravilloso.”
Trabajando con el artista, Claudia ha utilizado algunas piezas suyas para poderlas estampar en telas, en chifones y demás. “Yo digo que en Perú han nacido los mejores colores del mundo jugamos con colores vibrantes, mucho oro, mucho dorado, negro y un poco de gris.”
Como cada año, se elige a una modelo encargada para ser el rostro de la colección, y este es el turno de Janet Leyva. “La tenía súper clara, ella representa la belleza peruana completamente.”
Retándose a si misma, promete que TEN se trata de su obra más ambiciosa hasta ahora.
“Es algo totalmente nuevo y distinto, pero con la misma esencia. Son alrededor de 23 trajes, la composición de la colección va de desde vestidos largos de noche, como vestidos de cocktail, también hay pantalones palazzos y tops, pitillos y blusas, trajes un poquito más de show. Van a poder también la representación de la flora andina en tejido, aplicada en detalle. En cuanto a accesorios, todo en tonos dorados, lo estoy trabajando de la mano con otra diseñadora Úrsula Calle, y los zapatos con Silvana Díaz. Estamos hablando de una colección femenina que tiene algunos trajes masculinos, medio militares. He querido engalanar la colección con un montón de piezas con insignias y galardones. Puede sonar un poco pretencioso, pero así lo sentí.”
Claudia Jiménez ha creado su propio edén, su propio mundo, y nos comparte pequeños vistazos de aquel ideal a través de cada puntada, cada botón, cada traje; carga consigo una idea y un sueño. Todo nace de la imaginación y se plasma con el talento. Telas y vestidos que cobran vida propia en la pasarela, buscando impresionar y cautivar a los ojos del espectador.