Una propuesta cómoda, pero variada y colorida. Cerca de la avenida gastronómica de Miraflores: La Mar, se encuentra Alinea Bistró, el nuevo restaurante de María Paula Baldiviezo, también dueña de Tres Cuartos Burger Bar, un pequeño establecimiento que ofrece carne de pastura de Oxapampa que se ha ganado la aceptación y repetitivas visitas de los comensales que transitan por la calle Enrique Palacios.

Alinea nos presenta recetas internacionales con orígenes ancestrales, pero sobretodo frescas y juveniles. Al llegar nos encontramos con un local pequeño, pero muy acogedor. Debo confesar que mi decisión de acercarme a conocer Alinea se concretó cuando vi una foto del Golden Molten: Molten de piña Golden con crumble especiado y piña fresca. A pesar que no disfruto la piña, el aburrimiento del molten de chocolate como una clásica opción en Lima (sin dejar de lado el coulant de lúcuma de Cosme) despertó en mi la curiosidad de conocer qué más ofrecía Alinea.

El corn dog de langostino (S/.6.00) fue el primer plato, aunque no hubo una conexión entre la masa y el langostino, ambos junto con la mostaza en grano, de sabor un poco amargo y la salsa thai, un poco más dulce, desencadeno una curiosidad latente por conocer el resto. Entonces llegó el esperado Langostino Roll, como fan del pan brioche, debía probar esta entrada: Brioche, palta, mistura de langostino y brotes de cilantro (S/.15.00) El sabor fue impecable y fácil de entender, la palta con mayonesa y el langostino se acomodaron perfectamente, mi detalle favorito fue el toque de mantequilla que tenía el brioche.

Cuando íbamos comprendiendo la propuesta de Alinea, pedimos el Keperí: arroz con queso, asado de tira a baja temperatura, reducción de vino tinto, tomates confitados y mix de verdes (S/.44.00) La idea de probar el asado de tira en distintos lugares me es gratificante, mi madrina suele prepararlo en casa con puré y desde pequeña despertó en mí el interés por conocer lo que una temperatura más alta o más baja puede lograr en este corte. Aquí, el asado era muy suave por dentro, el exterior era crocante y lograba un balance muy agradable al gusto. Aunque el queso no es el protagonista del arroz, le añade una textura interesante que lo asemeja a un risotto. Finalmente, no podía irme sin probar el tartare, era muy alabado y aún no había probado el de lomo en ningún lugar. La primera impresión fue buena, la presentación fue impecable y podías apreciar cada detalle de aquel tartare: lomo de ternera ahumado, mostaza en grano, encurtidos, yema curada, sabayón de tuétano y tostadas (S/.29.00) Mi sorpresa fue grata, al ser la primera vez, no esperaba comprender el sabor, pero el ácido y la frescura del plato me generó satisfacción. El postre, churros de oreo con manjar, no es necesario explicarlo, lo dejo a su imaginación y a la imagen, que vale más que mil palabras.