Es muy común que pequeñas y medianas empresas se encuentren en problemas por falta de capital, aquél que siempre es necesario para que estas puedan continuar desarrollando sus proyectos. Esto suele ocurrir porque muchas de ellas ya han agotado su capacidad crediticia en el sistema financiero y les resulta imposible garantizar nuevas operaciones de financiamiento. Ante esta situación, los dueños de una Pequeña y Mediana Empresa (PYME) se ven tentados a levantar capital por medio de inversionistas privados, aquellos que con condiciones desfavorables los invitan a contemplar su salida del negocio (compra total) o a incluir la participación de un nuevo socio interesado en invertir (compra parcial).
¿Qué debe tomar en cuenta el propietario de una PYME antes de vender su empresa o de invitar a participar de esta a un tercero? Primero que nada, es esencial que se conozca el valor real del negocio, aquél que solo podrá determinarse favorablemente si este puede sustentarse en la correcta documentación legal, financiera y contable. Si la empresa no cuenta con este requisito indispensable, no habrá camino de salida para sus dueños y cualquier inversionista perderá interés de manera inmediata. Por lo tanto, es indispensable que se haga una correcta valorización, la misma que servirá para sustentar la posición de los dueños de una PYME frente a sus inversionistas.
Conocido el valor del negocio, así se tratara de la venta total de la empresa o de la inclusión de un nuevo inversionista, la correcta asesoría legal es necesaria para obtener la mayor rentabilidad posible. Para ello, deben evaluarse los costos involucrados en la modalidad que se elija para transferir el negocio o para incluir a un nuevo socio. Las modalidades para implementar esta transacción van desde una simple transferencia o emisión de nuevas acciones, hasta una reestructuración simple, escisión o fusión de empresas.
Dentro de las formas más sencillas, la transferencia de acciones supone que sus titulares las transfieran a terceros a cambio del mejor precio pactado, mientras que la emisión de nuevas acciones implica que sus propietarios renuncien al conocido derecho de suscripción preferente y acuerden emitir nuevas acciones en la empresa, las mismas que serán suscritas y pagadas por los inversionistas como consecuencia de un aumento de capital.
Por otro lado, y para casos un poco más complejos, una escisión consiste en seleccionar del patrimonio de una empresa un conjunto de activos, con sus respectivos pasivos, para incorporarlos en bloque a una nueva empresa. La anterior es una modalidad que usualmente es atractiva para inversionistas que prefieren constituir una nueva sociedad y reducir al máximo las contingencias involucradas en su inversión, respecto de la antigua empresa.
Sin importar la modalidad de transacción que se elija, el propietario de una PYME debe tener claro que, para recibir una buena asesoría en la venta total o parcial de su empresa, sus abogados deben conocer la situación real del negocio y entender sus pretensiones como cliente, para de esta manera utilizar eficientemente los recursos disponibles y así mejorar la rentabilidad de la operación. Luego de ello, será necesario que se haga un análisis legal desde el punto de vista societario, laboral, sectorial, tributario e incluso financiero, de corresponder.
Es probable que la búsqueda de financiamiento sea un poco más intensa en caso los dueños de una empresa lo necesiten con urgencia para continuar con el negocio. Por ello, si el objetivo es la continuidad de las operaciones, es importante que la necesidad no implique quemar etapas durante el procedimiento. Por el contrario, los dueños de una PYME deben aprovecharlo como lo que realmente es: una nueva oportunidad para hacer las cosas bien.