Han pasado 62 días desde que se levantó el aislamiento social obligatorio y se pasó a una cuarentena focalizada en ciertos departamentos del país. Entre las zonas en las que las personas pueden movilizarse libremente -hasta cierto horario- está Lima, la capital.

Frente a este nuevo contexto sobrevienen las siguientes preguntas: ¿Estamos olvidándonos del virus?,¿Recordaremos las lecciones que aprendimos durante el aislamiento?

En un artículo periodístico, Víctor Krebs se hacía preguntas similares a las que he planteado arriba. Al periodo post-cuarentena se lo caracteriza por la instalación de una “nueva normalidad». Krebs cuestionaba el origen de esta; la “nueva normalidad” ¿Apocalipsis o renacimiento?

EL APOCALIPSIS Y LOS LÍMITES DEL RENACIMIENTO
La pandemia nos ha mostrado que somos cuerpos frágiles. Durante años, y gracias al desarrollo tecnológico, hemos permanecido ajenos a esa fragilidad. Ajenos al siguiente hecho: el hombre fue arrojado al mundo.

Tras ser arrojado al mundo el hombre hizo lo siguiente: Primero, intentó sobrevivir. Luego, vivir. Por último, vivir bien. Y en este vivir bien el hombre se perdió; dejó de sentirse en relación con el mundo y soñó que lo dominaba. Tras la pandemia ¿Ese hombre ha despertado?

Es temprano para dar respuestas; Sin embargo, se podría señalar lo siguiente: Las personas ya no se encuentran durmiendo apaciblemente. La pandemia es un elemento que se suma a otros que han ido emergiendo a lo largo de los últimos años. Algunos de ellos son la crisis climática, la agudización de las desigualdades sociales, la lucha por la reivindicación de la diversidad de géneros, entre otras crisis.Todos ellos incomodan. Remueven la habitación donde duerme el hombre y lo incitan a despertarse, a darse cuenta de que el mundo no fue creado a su disposición. A reconocer su fragilidad y…¿La de los otros?

DE CÓMO EL HOMBRE CREÓ CUERPOS MÁS FRÁGILES y DE CÓMO ESOS CUERPOS AHORA LUCHAN
Existe una estructura de dominación en el Perú y se expresa de diversas formas. Esta estructura construye cuerpos más frágiles, pero estos cuerpos no son pasivos, se organizan y responden.

Somos conscientes de que todos somos susceptibles de contagiarnos del virus. Empero, hay otros factores que condicionan mayores probabilidades de contagio. Entre estas destaca el factor económico, el lugar de residencia y la presencia del Estado en una zona para asegurar el acceso a los servicios de salud.

Frente a las preguntas: ¿Estamos olvidándonos del virus? y ¿Recordaremos las lecciones que aprendimos durante el aislamiento? Se ha intentado responder a partir de las siguiente premisas: Vuelve la tugurización en las calles, los vendedores informales las invaden, los jóvenes salen a casas de sus amigos, entre otros. Por lo tanto, no aprendimos la lección (?).

Sin duda, estas son realidades. Pero estas no son síntoma de continuidad entre Lima pre-cuarentena y la Lima post-cuarentena. Desde mi perspectiva, y siendo consciente de que la idea que esbozaré en las siguientes líneas puede implicar un reduccionismo y ser apresurada, sostendré lo siguiente: Hemos aprendido una lección, somos cuerpos frágiles; No obstante, no reconocemos esa fragilidad en otros. Lo más importante, no aceptamos que nosotros la construimos, la reproducimos y la profundizamos sobre otros.

Cabe aclarar que la construcción de cuerpos más frágiles no refiere a prácticas individuales sino a estructuras dentro de las cuales estas prácticas se llevan a cabo. Estructuras que sostenemos pero que también tenemos la capacidad de cuestionar, de cambiar.