A una cuadra del Parque Kennedy, donde la rapidez y el comercio abrazan a los turistas que visitan Lima, existe una opción para sentirte como en un hogar peruano. La brillante terraza, el cálido ambiente y una amplia barra hacen de Matilde, una opción versátil para cualquier hora del día. Se inauguró en julio del 2018, al principio funcionaba más como un bar, donde los turistas y los limeños iban a pasar un rato con amigos y a probar los distintos tragos que preparaban, ubicados en el corazón de Miraflores, no era extraño que tuvieran una propuesta que complemente la vida nocturna de la zona.
Hoy, Matilde es un restaurante de comida peruana-fusión, su principal objetivo es incentivar la cocina peruana con un toque diferente que, el chef Alan Trujillo y el equipo de Matilde, expresan en cada plato servido. Desde el almuerzo, hasta las 5:00 pm funcionan como un restaurante y por la noche tiene un concepto de restobar, donde tienen música en vivo, DJ y una variada carta de tragos con algunos piqueos y los platos a la carta. Matilde representa a una Lima de antaño. Cuando ingresas al local, te encuentras con un mural que muestra a una mujer cocinando, esta refleja lo casero y las manos de quienes nos cocinaron desde principios del siglo XX, cuando las primeras colonias de origen europeo comenzaron a asentarse en el Perú. El mural estuvo a cargo del artista visual Franco Domenak, también conocido como “WA”.
Tuve el gran gusto de conocer a Alan, el chef de Matilde y junto a él, conocer las distintas opciones que presentan. Primero, probé el Piqueo Matilde Fusión (S/.69) un plato que reúne el mar en cinco presentaciones: causa de langostinos, pulpo al olivo, langostinos al panko, ceviche clásico y tiradito de ají amarillo, una entrada suficiente para tres personas. Con tremenda entrada, fui de frente al fondo: Lomo Saltado (S/.49) jugoso y con un sabor concentrado, desde allí, sentada, podía saborear la mezcla de sabores que recogía el wok. El Señor Chaufa (S/.42) este plato realmente le hizo honor a su nombre, en Matilde las porciones no son pequeñas, el arroz estaba en su punto y logró la convergencia del toque oriental con la fusión peruana. Finalmente, el Ají de Gallina (S/.34) cremoso y con una consistencia exacta, se robó mi corazón desde el primer bocado. Era imposible irme sin probar algo dulce, así que la Torta de Chocolate (S/.18) fue mi elección: es de chocolate orgánico y la porción es definitivamente para dos personas, húmeda por dentro y con fudge artesanal que te deja el paladar palpitante.
No era la primera vez que conocía Matilde, pero si la primera vez que probaba sus platos de forma tan pausada y consiente, si quieres enfocarte en la sazón peruana, recomiendo ir a la hora de almuerzo, para experimentar todo aquello que tienen para mostrar. Después de las 5:00 pm, vayan a relajarse, a tomarse unos tragos y a probar los piqueos que tienen, ese es definitivamente un plan pendiente de mi lista en vacaciones.