Cinco para las siete. El sol estaba danzando detrás de la peña en Cerro Azul. El cielo naranja hacía efecto espejo sobre el rico mar de la costa peruana. Era un sunset increíble, y Gabriel sobre la tabla, dominando las olas, fue feliz. Solo eran él y ese momento especial que te da la naturaleza.
“Aprendiste a nadar antes que a caminar”, le contó su madre. Desde muy niño, junto a su familia, creció en Cerro Azul, rodeado del olor a mar y todos los regalos que trae pasar tiempo en las rocas y correr tabla, una pasión que se encendió en él desde muy pequeño y que lo llevó a entender que el alma, el deporte y el movimiento siempre serán sus formas de expresión para sentirse libre.
“Se sentía libre, algo orgánico y desbordaba energía al hacerlo”, comenta Fischman, quien reconoce al mar como un elemento poderoso e influyente en su vida.
Pasó el tiempo y a sus 16 años empezó a entrenar el cuerpo y la mente. Los cambios de hábitos y el reto que conlleva ello lo invitaron a llevar su práctica a otro nivel, uno más competitivo. Es así, que después de 10 años, decide participar en una competencia del Federación Internacional de Fisicoculturismo (IFBB). “Fue un reto para superarme a mí mismo”, relata el deportista, quien nos confirma que estas competencias son muy fuertes y solicitan varios sacrificios, como saltarse el postre después de cada comida. “Mi abuela y mi madre casi se mueren cuando no comí la torta de mi cumpleaños. Estaba por competir”, nos cuenta.
Lo que relata Gabriel, es real y parte de las exigencias que los fisicoculturistas están dispuestos a cumplir, pero también nos lleva a pensar en que vivimos en una sociedad donde la comida nos lleva a situaciones socializadoras y de aceptación de un grupo. Definitivamente una tarea de mucho foco, que quien escribe no se imagina poder cumplirla.
Pero la gran oportunidad de fondo, se llamaría KOI Mindful Fitness, un sistema de entrenamiento que busca brindar todas las herramientas necesarias para tener un estilo de vida más saludable, fundado por Gabriel e impulsado por su socio Luis Vujevic. Ambos han venido trabajando para sacar el proyecto adelante e impactar positivamente en las personas. “KOI significa resiliencia, es mi esencia para armonizar el deporte con mi vida. Yo siempre consideré que necesitaba a alguien para este equipo”. Así lo define Gabriel, quien con su experiencia como Head Coach, busca demostrar que el rol de un entrenador es dejar algo positivo en la vida de la gente.
La pandemia les ha exigido adaptarse a un nuevo contexto y forma de vida, para sacar a flote la resiliencia en tiempos donde tener un sistema inmune es importante. Para esto, KOI se ha adaptado al mundo digital brindando clases y seguimiento deportivo y alimenticio a su comunidad, personas que cada vez más toman conciencia de lo necesario que es elevar su energía a través del deporte.
Y es así, como la propuesta de Gabriel toma forma en tiempos de emergencia, siempre dispuesto a estar sorprendido con la vida y sorprendiéndola con la mejor actitud, como las olas del mar. Pero también sabe esperar y mira el futuro como un océano de posibilidades. Una cadena de gimnasios y/o una plataforma virtual holística donde pueda sumarse todo el mundo, por ejemplo.